Este 13 de diciembre de 2016 se cumplen diez años del fallecimiento de una mujer que lo fue todo para la política española y europea. Loyola, a diferencia de muchos políticos actuales, no dejaba a nadie indiferente porque tenía ideas y principios claros, y ninguno era negociable. Presumía de vasca y de española por donde quiera que fuera y lo hacía con la humildad que la caracterizaba y esa cierta timidez que servía de escudo a su gran sensibilidad.
Loyola tenía facetas desconocidas por muchos, era una apasionada de la pintura y una maestra de las caricaturas. Le encantaba pintar durante horas y nunca dejaba un cuadro hasta que lo veía perfecto. Era una perfeccionista en todo lo que hacía o, de lo contrario, “no lo hacía” como solía decir. Otra de sus pasiones era el mar: podía nadar, hacer windsurf o pesca submarina durante horas sin cansarse, por la costa vasca o gallega.
A finales de 2004 descubrió una nueva pasión, Internet, y se volcó en aprender todo lo que podía sobre aquella nueva manera de comunicarse. Hizo su blog, el primero de una política española, y patrocinó la creación de periódicos digitales: uno por autonomía y uno nacional, el primero fue Galicia Liberal y el último se llamaba España Liberal. Loyola era una visionaria y lo demuestra el hecho de que todo lo que hizo y dijo sigue vigente diez años después.
Loyola era pasión, amaba lo que hacía, gozaba de un gran sentido del humor y jamás olvidó que la honestidad y la ética formaban parte de ella como política y como persona. Cuando venía a Galicia siempre visitaba la Catedral de Santiago, solía sentarse en el tercer banco a la derecha del altar y, tras haber hecho decenas de veces el Camino de Santiago, seguía haciendo planes de volver a hacerlo. Ella era feliz compartiendo conversación, especialmente con la gente del campo, que la adoraba hasta tal punto que muchos creían que era gallega de toda la vida.En la primavera de 2006 organizó las “Primeras Jornadas en Red” en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela y allí, entre profesores invitados y estudiantes, dio una lección magistral de diálogo con los asistentes: ella quería escuchar atentamente lo que tenían que decirle. Loyola decía siempre que el protagonismo debe ser de todas las personas y no sólo de los políticos, que tantas veces no saben escuchar. Vivía tal y como decía: “quien se dedica a la política debe salir de las moquetas y pisar el mismo suelo que la gente de la calle, porque nunca se puede perder la perspectiva de la realidad”.
Loyola fue siempre imparable en todo lo que hacía y poco antes del 13 de diciembre de 2006 demostró que era una valiente, curtida en mil batallas, cuyo consejo más repetido por aquellos días era: “recuerda siempre que lo más importante es la vida, la familia y los amigos”.
Hoy, sigue estando presente en el corazón de las personas que tuvimos el privilegio de contar con su amistad y de otras que la admiran por todo lo que representa en un mundo casi huérfano de líderes con honradez, honestidad, bondad, ética, patriotismo, esperanza, lealtad, sinceridad y valentía.
Loyola de Palacio creía en España y en la Unión Europea, fue la primera española Vicepresidenta y Comisaria de la UE tras haber sido la primera Ministra de Agricultura española.
Loyola seguirá siendo una guía para todos los que la tenemos presente. Su legado personal y público es tan grande y ejemplar que jamás debería olvidarse. Loyola es parte de la historia de España y, por tanto, patrimonio de todos españoles.
Por Fígaro.
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