domingo, 12 de agosto de 2018

LA CUMBRE DEL G7 EN TAORMINA


1. INTRODUCCIÓN
En relación con la cumbre del G7 en Taormina, se remite la siguiente valoración.

2. ANÁLISIS
Los orígenes del G7 se pueden encontrar en los años setenta del pasado siglo XX. Este grupo de los siete países más industrializados del mundo, está conformado por Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania y Japón. Además, la UE cuenta con representación política en las reuniones, en lo que puede considerarse una alianza informal, con un posicionamiento estructural similar, sin barreras ideológicas, y con disposición para coordinar sus políticas hacia la consecución de objetivos comunes. Durante el período 1998-2013 el G7 también incluyó a Rusia, pasando a denominarse G8, hasta su expulsión de la organización en 2014, a consecuencia de la crisis ucraniana.
La finalidad de estas reuniones es analizar el estado de la política y la economía internacional e intentar aunar posiciones respecto a las decisiones que se toman en torno al sistema económico y político mundial. Precisamente, en la edición de este año celebrada en Taormina, Italia, ha tomado protagonismo la presencia del presidente estadounidense Donald Trump. La división entre la actual administración norteamericana, el miembro más poderoso del G7, y sus socios ha sido la nota dominante.
De los temas tratados, la lucha contra el terrorismo ha conseguido la unanimidad de los socios. Sin embargo, las relaciones con Rusia en relación al conflicto en Ucrania han sido un asunto espinoso, ya que mientras los Estados Unidos no han comunicado una posición oficial clara al respecto, los otros miembros consideran que las sanciones deben continuar. Todo ello, enmarcado en la reciente cumbre de la OTAN, donde Estados Unidos volvió a pedir a sus socios que aumenten su contribución al gasto en defensa, y sumado a otras polémicas relacionadas con la política comercial o medioambiental, no hacen sino destacar las diferencias entre Estados Unidos y la UE.
Asimismo, hay que destacar que el G7 está siendo objeto de críticas que apuntan hacia su legitimidad e incluso a su utilidad, debido principalmente a la no pertenencia al mismo de países que, en los últimos años, han aumentado considerablemente su peso en la escena mundial, tanto a nivel económico como político, y que han superado en buena medida a algunos de sus miembros. Todo ello señala al G7 como una institución que no refleja la actual realidad político-económica, y en las que sus decisiones cada vez tienen menor peso e incidencia en un mundo cada vez más multipolar.
Por Fígaro. 

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