1. INTRODUCCIÓN
En relación con la política exterior de Bielorrusia, se remite la siguiente valoración.
2. ANÁLISIS
Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, se estableció Bielorrusia como nación independiente. Debido a su situación estratégica, como puente entre la UE y Rusia, su independencia como actor autónomo está en entredicho. Su principal valedor y apoyo, Rusia, no puede permitirse su perdida y no se puede descartar su unión política con Rusia, hecho para el que desde el año 1997, existe un documento legal que lo apoya y supuestamente impulsa.
Para el Gobierno Bielorruso, la estabilidad política, es decir que el actual régimen perdure, o que los cambios fueran graduales y ordenados, es una prioridad. Asimismo, conservar la libertad de acción, es decir su independencia y soberanía como actor también es un objetivo claro. Por último, y por su relativa debilidad económica, Bielorrusia necesita del apoyo de otros países, y utilizando su posición estratégica, la integración regional, promueve su desarrollo económico, siendo otro de los fines bielorrusos.
A nivel global, el fin último de Estados Unidos es la preservación de su hegemonía. El enfrentamiento con las potencias regionales que ganen peso (como en este caso Rusia), continuará. Opuesto al actual gobierno bielorruso y con el fin de implantar un gobierno pro occidental, Bielorrusia supone para los EE.UU. un activo más político que económico, con el que poder dañar a Rusia. Esto, unido a otros factores como los geográficos, hace de EE.UU. el actor más dispuesto a asumir posiciones de riesgo, que le afectarían en menor medida, por lo que su papel de actor conflictivo en Bielorrusia parece claro.
El fin de la UE de expandir su influencia política y económica choca con la influencia rusa en Bielorrusia, y como consecuencia de ello, la postura con Rusia será principalmente de confrontación. Sin embargo, desde el punto de vista de la UE, también hay apartados en los que comparte intereses con Rusia en el territorio que nos ocupa, como la estabilidad de los flujos energéticos y procurar evitar un conflicto en las mismas puertas de Europa. Por tanto, la UE es un actor más dispuesto al compromiso, ya que tiene más que perder y tiene convergencias.
Para Rusia, Bielorrusia supone igualmente una zona particularmente sensible, con la frontera Bielorrusa a menos de 400 km de Moscú, con una población sin diferencias religiosas, ni étnicas ni lingüísticas con los rusos. Supone además de puente económico con la UE, un colchón de seguridad, que le da profundidad estratégica. Por ello y otras razones, Rusia siempre intervendrá de una manera u otra en los asuntos bielorrusos, por lo que supone un objetivo fundamental, que un gobierno pro ruso gobierne en Minsk, o, siendo esto menos probable, la incorporación directa a Rusia. Siendo el otro gran objetivo, que el transporte de sus recursos energéticos hacia la UE no se vea obstaculizado.
Finalmente para China, la posibilidad de cooperación económica y de sus inversiones en Bielorrusia son su preocupación principal, dejando objetivos políticos en un segundo lugar. Debido a sus buenas relaciones con Rusia y al deseo del gobierno bielorruso de contar con otros apoyos que le ayuden a mantener su independencia, puede deducirse que los chinos encontrarán pocos problemas para desarrollar sus inversiones, siempre y cuando sus objetivos políticos sean limitados.
3. CONCLUSIÓN
En el sistema de estudio que nos atañe, que es bastante estable, hay dos conclusiones importantes.
La primera es que EE.UU. es el actor más conflictivo, sin embargo, el resto de actores no desean el conflicto internacional. De este deseo depende en gran medida que la integración regional, el desarrollo económico y el transporte de energía se dé en Bielorrusia.
Por Fígaro.
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