sábado, 11 de agosto de 2018

ISRAEL- PALESTINA, DOS ESTADOS


  1. INTRODUCCIÓN
En referencia al conflicto entre Israel-Palestina y la creación de dos estados, se remite la siguiente valoración.

  1. ANÁLISIS
El actual líder israelí, Benjamin Netanyahu, ha servido en el puesto de primer ministro 11 años, 3 durante los años noventa y 8 en el período actual. Durante su mandato, ha conseguido gestionar el conflicto con los palestinos sin grandes desastres. Ha sido el primer líder del Likud en ceder territorio a los palestinos, retirándose de la mayor parte de Hebrón, así como ha aceptado el principio de un Estado Palestino desmilitarizado. Sin embargo, no ha habido progresos en relación a conseguir un acuerdo de paz duradero. Su acción política encaja como seguidor de la doctrina del llamado “muro de hierro”, que consiste, en palabras de V. Jabotinsky (líder sionista de los años veinte), que “los árabes solo cederán cuando comprendan que no podrán deshacerse de nosotros al no poder penetrar el muro de hierro”.
En este “muro de hierro”, el factor económico juega un papel muy importante. La fortaleza económica de Israel le permite mantener unas fuerzas armadas y un servicio de inteligencia de primer orden, que a su vez, ha favorecido los acuerdos de paz conseguidos con Egipto y Jordania, o la alianza que de hecho sostiene Israel con las monarquías del Golfo para contener a Irán.
Tanto Netanyahu, como el líder palestino Abbas, tienen razones para no avanzar el acuerdo de paz, pues tendrían que hacer concesiones dolorosas. Las bajas expectativas de ambas partes en llegar a un acuerdo, sin embargo, no eliminan las realidades sobre el terreno. En este sentido, hay dos factores importantes. Uno es el histórico, ya que la partición del mandato británico de Palestina en un estado árabe y otro judío, aún no ha producido un estado árabe. Más importante aún es el factor demográfico. Israel no puede aspirar a toda Cisjordania y permanecer como un Estado Judío y democrático, y gobernar directamente sobre millones de palestinos no es un escenario deseable para los líderes israelíes. Por otra parte, la extensa cadena de asentamientos judíos en Cisjordania, donde viven cera de 500.000 personas, hace que su evacuación sea prácticamente imposible.
En este contexto, la división del territorio en dos estados parece la solución menos mala para la mayoría de israelíes y palestinos, y es en este contexto donde la doctrina del “muro de hierro” fortalecería a Israel según su actual primer ministro. Esta situación de espera también conlleva sus riesgos, desde que la frustración palestina dé lugar a una nueva intifada, a la progresiva degradación de la imagen de Israel en el mundo, con el posible crecimiento del movimiento BDS, o la aparición de una nueva generación de líderes palestinos menos dispuestos al diálogo con Israel.
Por Fígaro. 

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