El acoso, en cualquiera de sus vertientes, acoso escolar (bullying), acoso laboral (mobbing), acoso de pareja (componente esencial en la violencia doméstica o de género), acoso sexual y acoso filio-parental (de hijos a padres), es un proceso complejo conformado por una serie de conductas con la intencionalidad última de degradar a la víctima. Este fenómeno afecta a jóvenes y adultos de toda condición y género.
A todos nos puede afectar el acoso: a nosotros mismos, a nuestros hijos, a nuestra pareja o a cualquier amigo/a. Dado que desde LISA Institute queremos hacer del mundo un lugar más seguro, justo y protegido, a continuación te mostramos:
- Qué es el acoso y el ciberacoso.
- Estadísticas para conocer mejor la problemática.
- La lista de 10 indicadores para reconocer a un acosador/a.
- La lista de 10 medidas que debes aplicar para gestionar de forma eficaz un caso de acoso o ciberacoso ya sea como víctima o como testigo.
¿Qué es el acoso y el ciberacoso?
Podemos definir el acoso como el desempeño de conductas dañinas (maltrato físico, psicológico, verbal, sexual, social y/o aquel que se produce mediante la utilización de medios tecnológicos), llevadas a cabo de forma sistemática y repetitiva por parte de un individuo o grupo de individuos hacia una persona concreta -víctima-, con la finalidad de conducir a su destrucción emocional.
El acoso nos puede afectar directamente a cualquiera. Indirectamente, el acoso nos afecta a todos.
Existen diferentes tipos de acoso que pueden darse en distintos ámbitos y etapas de la vida de una persona. Desde el acoso físico, también llamado stalking, que generan conductas de acecho y persecución a las víctimas con el objetivo de dañar su integridad moral y también como medio de obtener información a través de torturas, hasta el acoso social donde pueden existir conductas de aislamiento, apartando a la persona del resto del grupo, dañando su autoestima, así como su sentimiento de pertenencia a un grupo.
El ciberacoso es un tipo de acoso que nace con el uso inadecuado de las Nuevas Tecnologías, concretamente a través de las redes sociales, correos electrónicos o aplicaciones de mensajería instantánea. Por tanto, hablamos de cualquier ataque con una clara intención de hacer daño, amparándose en ocasiones en el anonimato que facilita internet y las redes sociales, y con cualquier medio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Hablamos de ciberacoso cuando existe una intencionalidad perversa de causar un mal inminente y grave hacia otra persona, -la víctima-, a través de ser presa y objeto de una variedad de insultos, burlas y toda clase de agresiones a través de la Red.
El ciberacoso normalmente es continuación y complemento del acoso, aunque en otras ocasiones el ciberacoso se inicia en primer lugar.
En ambos casos, tanto en el acoso como en el ciberacoso, el objetivo del acosador/a es controlar y humillar a la persona escogida convenientemente, a quien considera débil, insegura o con características físicas, psicológicas o emocionales peculiares.
Debemos tener en cuenta que existen diferencias en el desarrollo del acoso en función del ámbito del que hablemos. Mientras que los adultos emplean con más frecuencia la violencia psicológica en el ámbito laboral, en el ámbito escolar se suele emplear la violencia física. Además, es en este contexto donde los testigos y observadores tienen un papel esencial para el mantenimiento del acoso ya que por miedo a las represalias o por pertenecer a un grupo, se mantienen callados o evitan enfrentarse a los agresores.
Situación del acoso en España: las cifras
Las cifras de prevalencia del acoso varían en función del ámbito en el que nos encontremos y siempre partimos de la base que hay una cifra negra que no es recogida en las estadísticas. Estas son algunas de las estadísticas más destacables:
En el ámbito del acoso laboral (mobbing), según los datos de la encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo publicado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), en el año 2015, el sector servicios es el sector que más sufre acoso laboral a través de ofensas verbales (8,9%), de amenazas (4,8%), de comportamientos humillantes (5,3%) y de conductas intimidatorias (3,8%) frente al sector agrario que es el que menos padece según la encuesta.
En el ámbito del acoso escolar (bullying), las últimas cifras ofrecidas por el Ministerio de educación en España resaltan que durante el año 2017 el teléfono de atención al acoso en el ámbito escolar atendió más de 25.000 llamadas. En ese mismo año, último para el que se tienen cifras actualizadas, España superó por primera vez el millar de víctimas de acoso escolar, alcanzando los 1.054 casos, 110 más que en el año anterior y 164 más que un lustro antes.
Las Comunidades Autónomas de Andalucía y Madrid son las que mayor número de menores víctimas de acoso registraron (234 y 170 casos anuales respectivamente).
Si nos detenemos en el ciberacoso escolar (ciberbullying), la Fundación ANAR y la Fundación Mutua Madrileña publicaron un informe (2016) donde se reflejaron los siguientes datos:
- Uno de cada cuatro casos de acoso escolar es ciberacoso que aumenta a partir de los 13 años.
- Las chicas sufren más este tipo de acoso que los chicos (70%-30%).
- La plataforma más utilizada para este tipo de acoso es el WhatsApp (81%).
- El hostigamiento es diario para un 71,8% de las víctimas.
- La mayoría de las víctimas son de nacionalidad española y pertenecen a familias convencionales y sin problemas económicos (86%)
- Acosadores suelen ser de la misma escuela que las víctimas, actúan en grupo y suelen ser de su mismo sexo.
- El 30,6% del ciberacoso van unidos a agresiones físicas.
Por último, el Informe “Una lección diaria: #STOPViolenciaInfantil en las escuelas” (2018), elaborado por el Fondo de la ONU para la infancia (UNICEF), pone de manifiesto que la violencia entre menores, tanto en forma de violencia psicológica como de agresiones físicas, es una problemática generalizada en la educación de los niños en todo el mundo. Asimismo, el informe destaca que 1 de cada 3 adolescentes se ha sentido acosado, siendo el riesgo mayor entre aquellos que pertenecen a etnias o grupos minoritarios, así como los que presentan una diversidad funcional, o los menores LGTBI.
10 indicadores para identificar a un/a acosador/a
Las características de personalidad de los agresores van a influir en que lleven a caso procesos de acoso. Es importante conocer cuál es el perfil de personalidad de las personas que comenten actos de acoso ya que, conociendo las carencias y fortalezas de un acosador/a, sus motivaciones, su forma de pensar y de sentir y por qué hace lo que hace, podremos desarrollar una serie de herramientas basadas en el conocimiento y en la comprensión y así, poder trabajar en la prevención y/o neutralización de sus ataques.
Si bien es importante tener en cuenta que, aunque a continuación determinemos un perfil de personalidad determinado del estudio de miles de casos de acoso, siempre puede haber excepciones.
No existen dos personas iguales en su manera de sentir, pensar y actuar, pero sí que existen patrones.
Estos son los rasgos que nos permitirán detectar a un acosador/a:
- Personas con baja tolerancia al rechazo y/o a opiniones contrarias a la suya: Perciben las discrepancias como un ataque personal por lo cual pueden tener conductas desafiantes ya que interpretan que deben defenderse. Normalmente, suelen tener sentimientos de superioridad hacia el resto de las personas.
- Personas con escasas herramientas para gestionar el estrés en situaciones de conflicto que suponen cierto grado de tensión: Si se sienten humillados, pueden reaccionar con acciones basadas en las amenazas y en la culpabilización para hacer sentir mal a la otra persona.
- Personas que utilizan la sensación de poder como una estrategia para reducir sus sentimientos de inferioridad e inseguridad: Empleando el poder de forma negativa se sienten más fuertes ya que tienen la posibilidad de eliminar cualquier amenaza percibida.
- Presentan una personalidad basada en la obsesión: Los individuos que presentan un carácter obsesivo tienen una inmensa necesidad de dominar, controlar y clasificar. Suelen apegarse a los detalles, a menudo en detrimento del resultado final. Quieren que las cosas se hagan de una manera determinada y no de otra. Tienen un carácter tozudo, obstinado y de un autoritarismo rígido sin permitir sugerencias u otras opciones. Aceptar otras maneras de pensar lo pueden percibir como debilidad y/o cuestionamiento.
- Personas con una personalidad narcisista: Son personas frías, calculadoras y carecen de empatía. Son fuertes en habilidades para seducir y convencer a aquellas personas que les interesa para proteger su territorio y que se pueden convertir en posibles víctimas. Saben utilizar para su provecho el vínculo de la subordinación que les permite esclavizar al otro.
- Pueden presentar rasgos de una personalidad paranoide caracterizada por mostrar actitudes de desconfianza injustificadas: Además, pueden mostrar oscilaciones bruscas en su estado anímico ya que perciben determinados comportamientos de otras personas con una intención dañina manifestándose en conductas agresivas como forma de defensa.
- Emplean la mentira compulsiva y sistemática para conseguir sus objetivos: En muchas ocasiones pueden llevar una doble vidafingiendo ser personas honestas, fiables y leales en diferentes ámbitos: vida privada, social y profesional. Para ello, la manipulación es su máxima competencia.
- Provocan en sus víctimas el sentimiento de culpabilidad: Consiguen hacer creer a su víctima que es la culpable, lo cual les reporta muchos “beneficios” en su proceso de hostigamiento. Les facilita enormemente la manipulación psicológica a la que someten a su víctima.
- Para dar una buena imagen de sí mismos se suelen expresar a través de un discurso con contenidos morales exhibiendo sus valores morales y éticos: Este tipo de discursos hacen referencia a un discurso megalómano y mesiánico. Suelen tener habilidad retórica pero su discurso es muy abstracto, no son capaces de ser concretos y cuando lo intentan pasan al extremo de los detalles insignificantes.
- Presentan una autoestima deteriorada sintiendo envidia hacia las personas que tienen aquello que ellos desean: Son muy pesimistas y la vitalidad de los demás le señala sus propias carencias. Para aumentar su autoestima necesitan destruir y conseguir que sus víctimas se rebajen y exalten sus supuestas cualidades. En sus relaciones de pareja, suelen unirse a personas positivas para poder vivir de ellas emocionalmente haciéndolas sentir mal de manera progresiva. Normalmente se autoclasifican como personas de alto estatus social o intelectual rodeándose de personas compatibles a sus valores. En el trabajo consiguen que los demás les hagan el trabajo. Son incapaces de realizar tareas que otros harían sin la menor dificultad.
¿Cuáles son los motivos que llevan a una persona a actuar de esta manera?
Existen factores comunes que comparten las personas acosadoras a comportarse como lo hacen, independientemente de su edad y el ámbito. Heinz Leymann, pionero en el estudio del mobbing, defiende que "el comportamiento de la persona acosadora está motivado por las carencias personales y busca cubrirlas desesperadamente".
Es decir, tras aquel o aquella que ejerce un hostigamiento suele esconderse una personalidad inundada de miedos e inseguridades respecto al ejercicio de su profesión y a su propio sentimiento de valía. De esta manera, intenta elevar su autoestima a través de un proceso de humillación, hostigamiento y ridiculización que sufre su víctima.
En la gran mayoría de las ocasiones, este proceso se ve fortalecido por ciertas actitudes autoexigencia y responsabilidad por parte de la víctima, convirtiéndose en la persona ideal para los acosadores.
10 medidas que te ayudarán a gestionar un caso de acoso o ciberacoso
A continuación, te planteamos algunos consejos a seguir para saber gestionar un caso de acoso o ciberacoso. Puede ser útil tanto si te encuentras en una situación de acoso o ciberacoso como si conoces a alguien de tu alrededor que puede estar sufriéndolo y puedas ayudarle:
- Busca apoyo en personas de confianza de tu entorno: Es muy importante que expliques lo que te sucede a aquellas personas que conoces (familiares, amigos, profesores, compañeros de trabajo, etc.), para que sean conscientes de tu situación personal.
- Aprende a reaccionar ante situaciones de estrés y tensión: La sensación de no poder hacer nada para aliviar, cambiar o modificar esa situación puede provocar la aparición o surgimiento de tensión y estrés; estrés que si se produce en el ámbito de los niños, jóvenes o adolescentes repercute muy negativamente en sus vidas, tanto a medio como a largo plazo. Peor aún, si esa presión emocional, estrés o tensión perdura mucho en el tiempo, se produce una sobrecarga, pudiendo provocar daños considerables a tener en cuenta en la salud de la persona afectada. Por consiguiente, será necesario adoptar una serie de pautas o recomendaciones que nos ayudarán a mantener el estrés y la tensión a raya, tales como dormir bien, aprender a relajarse mediante técnicas de relajación, cultivar y entrenar una mentalidad positiva, etc.
- Uso seguro y adecuado de las Redes Sociales: Vigila la actividad de otras personas, nunca aceptes invitaciones de personas que no conoces y bloquea el acceso a aquellas que ya tienen acceso y no te interesan o no conoces realmente.
- Cuida lo que compartes: Sé consciente de los mensajes, fotografías, vídeos o información personal (ubicación, direcciones, teléfono…) que publicas y con quién compartes esa información, ya que podría ser utilizada por los acosadores en tu contra.
- Denuncia aquel comportamiento inadecuado: Si recibes mensajes insultantes, intimidatorios o que te molestan, lo primero: corta la comunicación con esa persona y, seguidamente: informa de ello a la autoridad competente (ya sea tu a tu profesor, director del centro de estudios, tu jefe, responsables de la Red Social -en caso de que el acoso se produzca en dicho entorno-, o en casos más graves, a la Policía. No olvides guardar los mensajes inadecuados para poder ponerlos a disposición de la autoridad competente y contar con ello a modo de prueba.
- Aprende a canalizar las emociones básicas: Es importante desarrollar estrategias de autorregulación emocional y respuesta ante sentimientos o sensaciones duras o difíciles, como el temor, impotencia o miedo a ser agredido. Adquiriendo habilidades para reaccionar amable, objetiva y calmadamente, la víctima podrá alcanzar una confianza y seguridad para hacer frente a la persona agresora, dejando a esta totalmente "desarmada".
- Evita reacciones y explosiones de ira ante los ataques: Una herramienta preventiva muy a tener en cuenta para evitar conductas de hostigamiento es evitar reacciones y explosiones de ira ante comentarios fuera de lugar, improperios o críticas, opiniones desacertadas o desafortunadas. El acosador/a busca una reacción en ti, no le sigas el juego. Si te presiona o te insulta, no devuelvas el golpe o le insultes tú. Esto generará una espiral en la que únicamente se conseguirá prolongar el acoso o, por aún, hacerlo más violento.
- Pide ayuda profesional y déjate orientar: Ponte en manos de personas o profesionales especialistas, ya sea por su edad o por su profesión sobre el asunto (psicólogos, orientadores…), para que te den unas pautas básicas y claras sobre los pasos a seguir para frenar el caso de acoso o ciberacoso en el que te encuentras.
- No tires la toalla: Una vez que has pedido ayuda y alguien cualificado está de tu lado, no desistas. Sigue en todo momento las orientaciones recibidas por ese experto o profesional.
- Si estás viendo que agreden o acosan a alguien, actúa y ayúdale (no seas un mero observador): El acoso se produce porque el entorno no hace nada para evitarlo. Si ves que otra persona o compañero está sufriendo acoso o ciberacoso, tan importante es no contribuir al daño sumándose al acosador, como tampoco cerrar los ojos y pensar que “esto no va conmigo”. Demuestra tu disconformidad, intermedia con el acosador o ponlo en conocimiento de las autoridades (profesor, jefe, policía) para frenar el sufrimiento de la persona acosada.
Súmate contra el acoso, compartiendo el conocimiento
Debemos tener en cuenta que el acoso es una problemática social que afecta a todas las culturas y que nos puede afectar a todos en algún momento de nuestras vidas y en cualquier ámbito. Por este motivo, existen factores de riesgo que hay que conocer ya no solamente a nivel profesional sino también a nivel personal.
Ciertos rasgos de personalidad y algunas maneras de percibir y resolver los conflictos pueden propiciar que podamos desarrollar un rol de agresor o un rol de víctima. Por tanto, entendiendo el “por qué” existe el acoso y el “para qué” sirve, podemos desarrollar estrategias óptimas para su prevención y su intervención en estadios tempranos atenuando las múltiples consecuencias.
Si te ha parecido útil este artículo, compártelo. Cuanto más personas de tu alrededor sean capaces de identificar a los perfiles de acosadores/as y sepan cómo frenar el acoso, más acosos y ciberacosos conseguiremos evitar.
Por Fígaro.
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