“En aquella época, todavía quedaba en nuestro mundo gente que gustaba de hablar de temas interesantes. De política, de arte, de literatura, pintura, y muchas más cosas”
Cuando yo era un joven de veinte años aproximadamente, quedaba muchas veces con amigos. Salvo raras excepciones siempre fui el “raro”. En aquella época, todavía quedaba en nuestro mundo gente que gustaba de hablar de temas interesantes. De política, de arte, de literatura, pintura, y muchas más cosas. Eran los otros raros… Por eso desde esa edad aproximadamente yo he leído siempre como un descosido. He leído novela, y ensayo, mucho ensayo, aparte de libros de divulgación científica y algunos libros de pensamiento que me recomendaba mi padre. Recuerdo conversaciones con él, por la noche ya después de las doce, que se alargaban un par de horas, alrededor de unos cafés con leche en vaso en la cocina de su casa de Ayala.
Hablábamos de todo tipo de cosas, muchas muy interesante, el cerebro, la evolución, el sentido de las cosas, la trascendencia o no del ser humano. También tuve, algunos amigos, pocos, muy pocos a los que les gustaba hablar de estos temas. Después de haber leído tanto y haber aprendido tanto, llegué a la conclusión de que es conocimiento inútil para la mayor parte de la gente que nos rodea.
No se si es que el mundo en que me muevo carece de estas personas interesadas e interesantes en conocimientos, o es que la sociedad se ha convertido en una olla vacía en la que lo único que cuece son lugares comunes, ideas de andar por casa, política basada en el insulto y la mentira y autorretratos de señoritas que se admiran en el móvil. No gusta por lo que veo a la juventud, en general, acudir a lugares tranquilos en los que se pueda conversar, ¿es que no tienen nada que decir? ¿Es que les asusta la reflexión sobre las cosas? ¿Es que ha cambiado tanto el mundo que ya no sirven los esquemas de diversión de antaño? ¿ Es que no les han enseñado nada o muy poco en sus estudios? No lo sé.
“Hay unos responsables directos del acoso y las agresiones, que no son más que los padres de estos digamos elementos por no haberlos educado en el respeto a los demás”
Quizás la sociedad se ha vuelto más reservada o quizás temen que hablar de temas serios les clasifique ante los demás como los raros. Esto de ser los raros muchas veces concuerda con “ojo puedes estar en el punto de mira de los matones de tu colegio y convertirte en el blanco del Bullying”. No sé qué pasa con este tema, cada dos por tres estamos hablando de ello, no es algo nuevo, pero si algo que ha incrementado el grado de las agresiones, que además por el uso de redes sociales puede continuar fuera del aula y expandirse a otros lugares en los que antes los raros estaban a salvo. Además me consta que hay unos responsables directos, que no son más que los padres de estos digamos “elementos” por no haberlos educado en el respeto a los demás y si ellos no pueden haber delegado en quién si hubiera podido. Esto ha dado como resultado que los chicos o chicas acosados a veces vean que su única salida es el suicidio, dado que saben que por mucho que se esfuercen no van a encajar en las normas de lo estándar, usado y aceptado por el resto.
No sé si la sociedad que vivimos ha hecho de más menores chulos con pintas o es que nacen más hijos de su madre cada día. De echo a veces he apuntado la posibilidad de que las sociedades modernas puedan tener un mayor número se psicópatas que otras anteriores. Realmente no sé si esto es verdad o mentira, algún psiquiatra debería de informar a los desorientados del mundo. ¿Cómo es posible que haya gente que sabiendo que va a dictar normas que atentan contra la libertad de los individuos seriamente y contra sus vidas, aún así insistan, como los creyentes en el sangriento comunismo? Si eso no es ser un psicópata, al que le no importa que sus ideas estén soportadas sobre las tumbas de ciento treinta millones de inocentes muertos, no entiendo qué puede serlo.
Pero volviendo al tema principal, se ha puesto de moda el hablar con cuatro palabras, decir frases, sobre todo entre los jóvenes en las cuales de cada diez palabras dos o tres son tacos. No es que me moleste ni mucho, ni poco, que me da igual, pero ¿no se dan cuenta de que no pueden ir por el mundo, sin el recurso de al menos su propio idioma y con un léxico adecuado?. No sé si esto, ahora, se debe al mundo en que me muevo, fuera de las redes, en él las personas en general tienen un nivel cultural bueno. Y el resto está refugiado en las redes en las que muchas veces hay que vetar a gente, que no solo no piensa, si no que además parece que tiene a gala hacer mal las cosas, y por supuesto ningún interés en educarse. Pues eso, que debo de ser más raro que un perro verde. Tengo una gran suerte, eso sí, nunca he necesitado de las drogas para poder crear los mundos que escribo y otros en los que me retiro a meditar. No sé como hay individuos que necesitan de esas cosas para imaginar, a mi me pasa lo contrario me desborda la imaginación tanto, que a veces pienso si no me habré vuelto loco. Pero luego, más tranquilo, pienso ¡más loco que cualquiera que pase por ahí, poniendo bombas, insultando a los demás por razones tontas o por diferencias en la forma de organizar el mundo!, lo dudo y entonces me doy cuenta de lo importante que fue, no jugar al fútbol, como en EEUU en donde si no haces deporte eres un indeseable, no ir a discotecas, que te machacaban los oídos, a emborracharte porque un día más no ligabas nada. Recuerda que eras el raro, por todo, física e intelectualmente. Pues eso que vivan los raros que gusten de la cultura, la música, las palabras y sobre todo reflexionar acerca de mundo interior y exterior que nos rodea y que cada vez es más extraño. Sigamos siendo los raros y conservemos los valores humanos.
Fígaro.
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