sábado, 2 de febrero de 2019

Mises: el liberal más completo del siglo XX (II)



Tu ne cede malis, sed contra audentior ito.”
(“No cedas ante el mal, sino combátelo con mayor audacia”.)
Virgilio
Todo el mundo soporta una parte de la sociedad sobre sus hombros, una responsabilidad que no puede dejar a los demás. Y nadie puede encontrar un refugio seguro para sí mismo cuando la sociedad se dirige hacia la destrucción. Por lo tanto, todo el mundo, en su propio interés, debe implicarse vigorosamente en la batalla intelectual. Nadie puede hacerse a un lado con indiferencia; el interés de todos depende de ello. Con independencia de la opción que tomemos, cada uno de nosotros está implicado aunque no lo quiera en la batalla decisiva en la que nuestra época nos ha sumido.”
 Ludwig von Mises
Tras la muerte del maestro Ludwig von Mises en octubre de 1973, Murray Rothbard, su pupilo más avanzado de cuantos tuvo en su seminario de Nueva York, publicó un conciso opúsculo con el sugerente título “The Essential von Mises. Rothbard, que por entonces ya era un notable economista con numerosas obras en su haber, –incluyendo su primer y más relevante libro Man, Economy and State–, se propuso glosar de manera breve las grandes contribuciones académicas de su difunto maestro. En 1988 se reedito de nuevo añadiendo al ensayo sobre su obra científica, todavía hoy uno de los mejores textos para introducirse en las enseñanzas de la Escuela de Viena, un segundo texto con tintes más biográficos, sentando las bases de The Last Knight of Liberalism, la monumental biografía de Jörg Güido Hülsmann.
El conjunto de su obra política abordó los grandes temas de su tiempo: desde el debate sobre el libre comercio, la importancia y valor de la libertad individual, la importancia de contar con instituciones sólidas, el estudio del dinero y el crédito y su interacción con las crisis económicas, el método de las ciencias sociales, y fue pionero en el estudio de los problemas epistemológicos. Su obra siempre será sobresaliente en dos dimensiones. Por un lado, Mises siempre adoptará un enfoque holístico con respecto al estudio de la acción humana; un estudio anclado en un férreo individualismo metodológico que le previno de caer en la fatal arrogancia de científico social de valorar las acciones de los demás entre racionales o irracionales. Por otro lado, su obra siempre estará impregnada de unos sólidos principios morales, reconociendo el hecho nuclear de que un análisis económico solvente necesariamente tienen que ir ligado a ciertos principios morales.
Su amplia obra académica podemos resumirla de la siguiente manera:
  • Teoría del Dinero y el Crédito (1912): obra que mejora y sistematiza los trabajos previos de Böhm-Bawerk y Menger (sus dos principales maestros). Se trata de un completo estudio de la naturaleza del dinero y el papel del crédito en la economía que supera las limitaciones de la falsa dicotomía neoclásica “micro”/“macro” y que integra por completo las implicaciones de la utilidad marginal mengeriana y desarrolla ex novo su famosa Teoría de Regresión del Dinero;
  • De este trabajo seminal derivan también los avances de Mises con respecto al estudio del Ciclo Económico donde demostrará cómo la agudización de la tendencia cíclica natural de la economía hunde sus raíces en la intervención estatal. Un conocimiento teórico que Mises desarrollará en la praxis desde el servicio de estudios de la Cámara de Comercio de Viena desde donde anticipará perfectamente la fuerte crisis bancaria de Austria de 1933.
  • Socialismo (1920): primera crítica completa al socialismo. Obra que desarrolla en parte las tempranas críticas de Böhm-Bawerk llegando a la poderosa conclusión de la imposibilidad científica de los sistemas socialistas debido a la ausencia de precios y cálculo económico. Se trata de un crítica muy temprana (con Lenin aún en vida), en un momento en donde prácticamente todos los intelectuales abrazaron el régimen soviético (el manual de economía de Samuelson en su edición del año 1988 todavía se defendía la superioridad Soviética en algunos campos). El analista anticapitalista Paul Mason reconoció no hace mucho en su libro Postcapitalismo que Mises llevó razón con respecto al debate del cálculo económico y que, la alternativa al capitalismo, en ningún caso, puede ser el modelo de socialismo real. No es la única victoria póstuma de este gigante del liberalismo.
  • Problemas epistemológicos en Economía (1933), Teoría e Historia (1957) y The Ultimate Foundation of Economic Science (1962), tres obras centrales en donde Mises reflexiona sobre el método científico en Economía y los problemas epistemológicos asociados a esta.
  • La Acción Humana (1940, edición completa en inglés en 1949), para muchos, todavía, el mejor libro de Economía jamás escrito. Se trata de un completo tratado de Economía partiendo de la hoy revolucionaria idea de que las personas son humanas y actúan de forma acorde (praxeología); un enfoque radicalmente opuesto al reduccionismo de los modelos neoclásicos.


De todas sus contribuciones académicas, me quedo con todas las referentes al método científico. Sus obras con respecto a las implicaciones de los problemas epistemológicos consustanciales al estudio de la acción humana y como el método de estudio de las ciencias sociales tenía que reconocer esto si quería ser solvente y útil. Unas advertencias que, por desgracia, fueron ignoradas o eclipsadas por propuestas más gráficas y políticas más grandilocuentes que prometían la solución de problemas complejos sin aparente esfuerzo en el corto plazo.
De forma sistemática, Mises modernizó la teoría económica sin caer en las numerosas trampas que, desde los tiempos Adam Smith David Ricardo, venía haciéndose la llamada economía neoclásica que, llevada al paroxismo de la tentación cientificista en feliz expresión de Hayek, había desembocado en el peligroso redil platónico del historicismo alemán que iba a proporcionar la base intelectual para la destrucción de Europa del siglo XX y que Mises sufrió en propia carne.
El estudio de la acción humana se descubre mediante la introspección al observar a las personas actuar. Dado que los hombres actúan en un marco de libertad, evaluando en cada momento pros y contras, descubriendo nuevos medios y marcándose nuevos objetivos con cada nuevo descubrimiento, es imposible que su comportamiento pueda codificarse en “leyes históricas” de carácter general¿Cómo abordamos entonces la ciencia económica? Mises señala que, de entrada, es importante reconocer cómo ante esta realidad el modelo positivista de la física, u otras ciencias puras, no sirve. Para Mises, la buena economía ha de descansar sobre pocos axiomas ciertos y evidentes; elementos esenciales comunes a toda acción humana. A partir de estas pocas verdades simples, continua Mises, el trabajo del buen economista consiste en descubrir, reflexionar y anticipar las implicaciones lógicas que derivan de las mismas.
Una visión misiana de la acción humana no implica necesariamente desestimar por completo el uso de modelos y de técnicas estadísticas, sino más bien ser conscientes de sus enormes limitaciones y cómo estas pueden cumplir un rol útil pero siempre dentro del plan de la acción humana individual.
Al margen de todas estas contribuciones académicas de primer nivel, lo esencial de Mises lo encontramos en su carácter. La grandeza que hoy reconocemos al maestro Mises no descansa únicamente en su solvencia como científico en el campo de la economía, sino (y sobre todo) por su liderazgo e integridad moral. Un liderazgo discreto, firme, generoso, que nunca buscó la fama fácil que dan al economista las propuestas grandilocuentes y aparentemente inocuas (podría poner muchos ejemplos). Por el contrario, Mises siempre mantuvo su independencia guiando su acción académica en base a su firme compromiso con la verdad. Un compromiso que desarrolló ya de joven en sus años como estudiante en la Universidad de Viena, entonces dominada por las tesis del estatismo prusiano y el colectivismo, y donde renunciará a llevar una vida plácida –en 1906 ya era un prometedor Doctor– por no comprometer sus principios.
En 1909, sus servicios eran requeridos en la prestigiosa Cámara de Comercio de Viena, desde donde desarrolló una importante tarea de asesoramiento al Gobierno Austríaco una vez pasados los estragos de la Gran Guerra. Pese a estar siempre en minoría, Mises ejercerá una notable influencia para con la defensa de los principios de mercado, la libertad y una sociedad abierta durante todos aquellos años en donde también alternará esta actividad con la labor docente: su seminario de Economía Política, que acogerá entre otros a un joven socialista de nombre F.A. Hayek, que al inicio de la Segunda Guerra mundial escribirá Camino de servidumbre, uno de los ensayos políticos más influyentes del siglo XX.
Esta notable capacidad de influencia tendrá algunos capítulos históricos como cuando en las Navidades de 1918 convencerá a su entonces amigo Otto Bauer, rico revolucionario, de no lanzar la revolución bolchevique que únicamente iba a suponer una catástrofe humana y social para una nación ya demacrada por la guerra. Bauer acabará confesando a Mises que considera que la teoría marxista delValor Trabajo, que él ambicionaba demostrar, no había por dónde cogerla.
Fue también gracias a su notable influencia y labor pedagógica que la banca y la industria austríacas se salvasen de la quiebra en 1921: serán únicamente sus esfuerzos, y los de sus acólitos, por contener la facilidad de crédito los que evitaran el colapso total de Austria en un primer momento como sí pasara en la República de Weimar en Alemania, la semilla del auge del nazismo. Unas advertencias que, finalmente, no iban a ser suficientes para evitar la fuerte crisis de 1933 que acabará por llevarse por delante el país.
Mises fue un patricio en su mejor acepción de la palabra, que subrayó siempre la importancia de las ideas y cuya solvencia en sus argumentos y generosidad le permitió tener una gran influencia y ganarse el respeto, incluso, de sus adversarios políticos.
Mises comparte, a mi modo de ver, muchas virtudes con dos de los grandes héroes que ha dado la literatura: Howark Roark Atticus Finch. Cualidades como la integridad, moralidad y valentía para hacer lo que resulta correcto en cada momento sin preocuparse ni por las consecuencias, ni por la fama o ostracismo que estas acciones puedan conllevar. Mises será el último intelectual en mantener sus críticos artículos contra el nacionalsocialismo de Hitler desde Viena hasta pocos días antes de las tropas nazis tomasen Viena en 1938Tu ne cede malis, frase de Virgilio, de inspiración heroica para los estoicos y que será su lema personal.
Por otro lado, y a diferencia del héroe randiano,  que caricaturiza el orden social liberal como algo asociado al egoísmo del hombre, Mises siempre enfatizó la importancia de la cooperación social, teniendo siempre un talante abierto y cortés. Para Mises, hombre educado en la mejor tradición humanista, la noble empresa de ampliar el horizonte de la libertad pasa por favorecer siempre la cooperación social libre y voluntaria en todos los ámbitos, entendiendo que la libertad solo es posible en un ámbito de responsabilidad.
Cualquiera que sienta apego por los valores de la libertad y quiera a las personas en su dignidad personal, encontrará inspiración y ejemplaridad en la vida y obra de Ludwig von Mises.
Fígaro. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario