“Espero que Pablo, haga sin dudar la renovación necesaria, ya que, de lo contrario, le auguro serios problemas en el futuro. La sombra de Soraya es muy alargada”
Desde el pasado mes de Julio, he recuperado la ilusión y la esperanza en la política, después de tres años apartado de la vida pública, volví a la sede del PP para votar por la esperanza y por el cambio, a votar a Pablo Casado. Fuimos unos pocos valientes los guipuzcoanos que apostamos y votamos por Casado, con la esperanza puesta en la renovación. Su victoria supuso para muchos recuperar la ilusión en nuestro partido tras años de travesía por el desierto. Una victoria que nos permite volver a confiar en el partido en el que me afilié en el año 1995, el partido de María San Gil, de Jaime Mayor Oreja y de Carlos Iturgaiz. Tuve la suerte de tener a todos ellos como referentes, pero y sobre todo a María como maestra, de ella aprendí todo lo que se en política, y generó en mí y en muchos jóvenes una pasión por la política, la cual, me empujó, a pesar de jugarme la vida por ello, a afiliarme en el partido y posteriormente a ser cargo público en Guipúzcoa, renunciando a una vida tranquila y anónima.
Muchos lo hicimos porque creíamos en el proyecto, porque teníamos dirigentes comprometidos con valores y principios, dispuestos a defender el espacio político de centro derecha vasco y Español. Políticos que hicieron grande a nuestro partido y a los que sin embargo con los años fueron apartando de la vida política, porque algún dirigente decidió en un momento determinado que ya no servían. Comenzó entonces una época en la que perdimos a nuestros votantes de siempre, votantes a los que fuimos abandonando y traicionando. Primero se cambiaron a las personas para luego, poco a poco, ir renunciando a nuestros principios y valores. Se abandonaron muchas banderas, especialmente las de la defensa de la vida y de la familia, e incluso se invitó a abandonar el partido a conservadores y liberales. La conclusión de aquello, la perdida de miles de votos en toda España y la desaparición lenta pero agónica del PP Vasco, sin retorno, hasta llegar hoy en día a ser una fuerza residual y marginal sin ningún tipo de influencia en la sociedad vasca.
Todo ello me llevo a perder la ilusión por la política, hasta el pasado congreso popular, momento en que Pablo Casado ganó e ilusionó. Fue entonces cuando comenzó una nueva etapa, una etapa de esperanza, una etapa que ha continuado el pasado 18 de Enero en la convención del rearme ideológico, y que deberá desembocar sin duda en la renovación profunda que todos esperamos. Los pasos que se están dando son en la buena dirección, como el nombramiento de Teo como Secretario General o la recuperación de Lasquetty como ideólogo. Pero queda mucho por hacer, la fragmentación del centro derecha en tres partidos hace peligrar la hegemonía del PP como fuerza principal, una amenaza real a la que nos tenemos que enfrentar en las próximas citas electorales.
“Es fundamental evitar declaraciones como las que hemos escuchado estos días a candidatos de Guipúzcoa en las que al comparar a VOX con Bildu”
Conozco a Pablo desde hace años y se que es el líder que necesita el centro derecha de este país, un político con una gran trayectoria de futuro y con unos principios claros y firmes. Frente a él, un Rivera veleta sin rumbo y sin ideología y un VOX que más pronto que tarde volverá al PP. Eso sí, conozco también a Santi Abascal de nuestra etapa en NNGG del País Vasco. Él me nombró vicesecretario general en el año 2001, y sí puedo decir que es un buen político y un gran español. Ahora bien, Pablo Casado tiene unos valores ideológicos que Santi no tiene ni tendrá, los principios humano-cristianos que marcan su ideología liberal conservadora. Por eso creo firmemente que tiene que ser Pablo el gran líder del centro derecha español, y estoy seguro de que lo acabara siendo, aunque para ello hay que recuperar el partido de siempre para que los votantes perdidos vuelvan. Y sobre todo es fundamental evitar declaraciones como las que hemos escuchado estos días a candidatos de Guipúzcoa en las que al comparar a VOX con Bildu lo único que se hace es dificultar la recuperación y hacer la campaña dando miles de votos al partido de Abascal. Ese no es el camino.
Y termino como he empezado, recordando el proyecto de María San Gil, proyecto que tenemos que recuperar sin duda para el País Vasco y para España, como dijo casado en su última visita a San Sebastián, “yo soy de María”, ese es el camino, que ya ha comenzado y que deberá terminar con una renovación necesaria en el partido. Espero que Pablo entonces, haga sin dudar los cambios necesarios, ya que, de lo contrario, le auguro serios problemas en el futuro. La sombra de Soraya es muy alargada.
Fígaro.
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