jueves, 2 de enero de 2020

Biografía de Juan José López Ibor

Juan José López Ibor (SollanaValencia, 22 de abril de 1906 - Madrid 1991) fue un reconocido psiquiatra español.


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Biografía



  El Docto Juan José López Ibor estudió en la Facultad de Medicina de Valencia, y fue becario por oposición del Colegio Mayor Beato Juan de Ribera; institución que, inspirada en la gran tradición universitaria de los colegios de Salamanca y Alcalá, había de convertirse durante los dos décadas anteriores a la Guerra española de 1936-39 en uno de los precedentes ilustres de los actuales Colegios Mayores.
López Ibor se doctoró en Madrid, e inició su carrera universitaria como catedrático de Medicina legal (1932) de la Facultad de Santiago de Compostela a los 24 años. En 1934 pasó a ocupar la misma cátedra en la Facultad de Valencia. En aquella época, la psiquiatría no se consideraba una asignatura en los programas ordinarios de las Facultades de Medicina ya que su práctica y limitada investigación quedaba reducida solamente al ámbito de los establecimientos y clínicas dependientes de la Beneficencia.
La psiquiatría fue una especialización que sólo podía realizarse en algunas universidades extranjeras. En las de Zúrich, Berlín, Múnich, París y Tubinga, el Dr. López Ibor inició su formación realizando una serie de investigaciones neurológicas y psiquiátricas que sentaron las bases de la psiquiatría que luego ejercería en España. En 1940 fue nombrado profesor de Psiquiatría en el Instituto de Medicina Ramón y Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 1943, fue nombrado jefe del departamento de Neuropsiquiatría del Hospital General de Madrid. De su labor al frente de este servicio surgiría el equipo de colaboradores que constituirían, bajo su dirección, no sólo el centro universitario que imparte las enseñanzas de la especialidad, sino una Escuela de Psiquiatría.
En 1950 ingresó en la Real Academia de Medicina. Se le encargó la cátedra de Psicología Médica, y fundó entonces la Sociedad de Medicina Psicosomática y Psicoterapia, y más tarde, con el profesor Vallejo-Nágera, la Sociedad Española de Psiquiatría. ambos fueron los dos exponentes más destacados de la Psiquiatría biologicista del franquismo al servicio de su idelogía nacional-católica.
Ya por entonces su prestigio había alcanzado rango internacional tanto como ponente en los Congresos de Neurología de París (1949) y del Primer Congreso Mundial de Psiquiatría celebrado en la misma ciudad, un año más tarde. Fue ponente también en los congresos internacionales de Neurología de Lisboa (1953) y Bruselas (1957), y en el segundo y tercero de Psiquiatría de Zurich (1957) y Montreal (1961). A partir de este momento la Asociación Mundial de Psiquiatría contó con López Ibor entre sus miembros más activos. Gracias a su gestión el IV Congreso Mundial de la especialidad se reuniría con notable éxito de organización y asistencia en Madrid, en septiembre de 1966. Desde entonces hasta 1972 fue Presidente de la referida Asociación. Desempeñó la primera cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Salamanca y fue titular de la misma en Madrid y Decano de la Beneficencia Provincial. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Marcos de Lima; miembro de la Academia de las Ciencias de Lisboa, de la Sociedad Médica de Suecia, de la Sociedad Francesa de Neurología, de la Sociedad Suiza de Psiquiatría, de la Asociación Americana de Psiquiatría, de las Asociaciones Internacionales de Neurología y Psicología, y de las Academias Médicas de Argentina, Venezuela, Colombia y México. Fundador y Presidente del primer Congreso de la Asociación Católica Internacional de Psicología Médica y Psicoterapia.
En los años 60, Juan José López Ibor practicó lobotomías y terapias de electrochoque a pacientes psiquiátricos para «curar» la homosexualidad durante la dictadura​. Muchos de los pacientes homosexuales que llegaron a sus manos lo hicieron a raíz de la ley sobre peligrosidad y rehabilitación social de 1970, la cual obligaba a «rehabilitar» homosexuales y transexuales mediante todo tipo de técnicas. López Ibor empleaba un chalet como clínica. La vivienda contaba con una treintena de habitaciones, todas ellas con unos «enchufes especiales» para conectar el «electroshock» y que el psiquiatra aplicaba sin consentimiento del paciente o de la familia. "López Ibor llegaba a presumir de sus «exitosas» lobotomizaciones a gais. La revista Interviú recogió un fragmento de una conferencia suya en Italia en 1973 donde decía: «Mi último paciente era un desviado. Después de la intervención del lóbulo inferior del cerebro presenta, es cierto, trastornos en la memoria y la vista, pero se muestra más ligeramente atraído por las mujeres»."​ Su misoginia asociada al rechazo de la democracia fue notoria y expuesta en sus publicaciones médicas, como en su trabajo ‘¿Hacia Una Degradación de La Sexualidad?’, aparecido en Gaceta Médica Española, 12 (1968), 272–74. Afirmaba López Ibor, que la democracia era un “matriacado neurótico” (”odia a la autoridad como el neurótico. La considera inhibidora, como el complejo de castración. Y los propios que ejercen la autoridad, desde el padre de familia al lider de cualquier pueblo que mande en el mundo occidental, sienten la necesidad de hacerse perdonar”).

Su obra

Su actividad académica fue copiosa de su docencia a su actividad como conferenciante y publicista. Fundador y director de la Revista «Actas Luso-Españolas de Neurología y Psiquiatría» que desde 1943 se publica trimestralmente, y de la «Biblioteca de Psicología y Psicoterapia» que hasta 1970, en menos de cuatro años, publicó 9 volúmenes. Algunos de sus libros son: Lo vivo y lo muerto del Psicoanálisis (1936); Neurosis de guerra (1942); Epilepsia genuina (1943); La agonía del Psicoanálisis (1948); Los problemas de las Enfermedades Mentales (1949); La angustia vital (1950), y La neurosis como enfermedad del ánimo (1966).

Familia del Doctor Juan José López Ibor y su esposa Socorro Aliño.jpg
Ni la protesta humanística contenida en las voces señeras de Krekl, Bergmann o Siebeck, ni el psicoanálisis de Freud, Adler y Jung, ni la fundamental revisión de la Psicopatología iniciada por Jaspers en 1913, encontraron todavía eco en la enseñanza de las Facultades, pese a que el catalán Ramón Sarro fue discípulo directo de S Freud en Viena, 1925-27, y la única traducción de la obra de Freud que aprobó el propio Sigmund, que aprendió español para leer el Quijote, es la de Ballesteros, revisada por el catedrático de la Unizar Ramón Rey-Ardid. La Psiquiatría, que en Europa había pasado de Kleist, Pierre Janet y Kraepelin a Kronfeld y Augen Bleuler —cuyo tratado traducido por Villaverde prologaría Cajal en 1924—, en España es remota curiosidad o rara dedicación apenas estimulada por la exigencia de algún eventual dictamen forense. El primer contacto del estudiante de Medicina con lo psiquiátrico tenía lugar, precisamente, en las «clases» de Medicina legal en aquella época.
López Ibor colabora con Vallejo-Nágera, Marco Merenciano y Ramón Sarró Burbano —catedrático de Psiquiatría de Barcelona—. En 1935 fundó con Laín Entralgo y Marco Merenciano la revista «Norma». El título del trabajo que encabezó su primer número era expresión del talante cultural de López Ibor. Con Raíz vital de la Universidad se inició una nómina de publicaciones reveladora de la sensibilidad de toda una generación de estudiosos frente a los problemas de la Cultura y la vida moderna. Entre ellos destacamos: Discurso a los universitarios españoles (1938 y tres ediciones más); El español y su complejo de inferioridad (seis ediciones desde 1951); El descubrimiento de la intimidad (1952); Rasgos neuróticos del mundo contemporáneo y El español y la técnica (1964); por último La aventura humana (2 ed. 1966) y Rebeldes (4 ed. 1969), en los que el autor siguió fiel a su proposición de que «el interrogante del sentido de la vida humana es el que presta unidad a la ciencia».
El biologicismo y el moralismo católico marcaron su trabajo psiquiátrico. La fenomenología como método de estudio de las alteraciones psíquicas alcanzó, más allá de Karl Jaspers y Kurt Schneider, nuevas posibilidades esclarecedoras. Como psiquiatra su nombre quedaría unido, sobre todo, al estudio de los trastornos de la vitalidad y muy en particular al de los estados de ánimo. El estudio y definición de la angustia patológica como trastorno vital, y el encuadramiento de sus variadas manifestaciones en el concepto de «timopatía», enraizado en un texto de Sigmund Freud de 1895 sobre correlatos fisiológicos de la ansiedad, supuso para la psiquiatría clínica y para la llamada patología psicosomática, de la que fueron impulsores también el internista Juan Rof Carballo y otros, un hito importante​. Su trabajo fue fuertemente influido por su fé que dirigió toda su obra, así como su pertenencia al Opus Dei.
Por Fígaro. 

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